sábado, 5 de marzo de 2011

H. Día gris

   Apoyado en una barandilla observó el cielo. Estaba cubierto, parece que pronto comenzaría a llover, debería continuar su camino... ¿continuar su camino? No iba a ninguna parte, solo andaba sin rumbo como tantas otras veces, divagando, descargando ese desasosiego e incomprensión que le invadía tras día. Era en esos momentos en los pocos que realmente se sentía bien, en paz y tranquilo. ¿Qué le retenía allí parado entonces? Nada, simplemente había parado para escoger una nueva carpeta que reproducir en su mp3 y respirar profunda y tranquilamente. Observaba su alrededor... los coches pasando velozmente por la avenida, parando en los semáforos del cruce; ese hermoso cielo gris nublado; la gente caminando de un lado para otro, un grupo de adolescentes ruidosos riendo entre ellos, una seria señora, una joven pareja de la mano... todos corriendo de un lugar a otro, sin apenas levantar la vista o fijarse más que en sus acompañantes, si los tenían... "todos indiferentes, presentes pero ausentes de un modo inconsciente..." * Gran letra de Arma Blanca, unos versos muy adecuados...

   Aquella chica sentada en la terraza le llamó la atención. Sencilla, no llevaba el habitual aspecto arreglado y ostentoso de las chicas de su edad... y de los chicos... lacra de generación, depresión de pertenecer a esta y no sentirse parte de ella... Había continuado observando los alrededores, pero su mirada siempre se terminaba posando sobre aquella chica, observándola minuciosamente sin ser visto, o al menos eso creía (y esperaba). Había algo en ella que le provocaba una gran curiosidad, interés... Era más bien delgada y con el pelo hasta los hombros, pero no una gran belleza, un "pivón", una "tía buena"... sin embargo, su sencillez... en eso radicaba su atractivo, se podía decir que era bonita... Era ella la que lo retenía allí, la que había anclado sus hombros a la barandilla, su mente a ese lugar; la que había condenado a sus ojos a vagar, entre las masas de cemento y cristales que se elevaban hacia el cielo y las gentes que como atareadas hormiguitas corrían, para poder captar un rápido vistazo de ella, unos segundos de su imagen y observar algo de su comportamiento. Y así absorto como estaba, se dio cuenta de que había quedado mirándola fijamente, mirando al vacio en su dirección mientras divagaba, y que ella le observaba ahora atentamente desde lejos. Rápidamente pero disimulando bajo la mirada, se arregló la chaqueta y siguió su camino alejándose de la baranda.

   ¿Se había dado cuenta de que la estaba mirando? Bah, no que más daba... La gente seguía caminando por las calles rápidamente, como había ocurrido durante todo el día, como ocurría todos los días... sin pensar, ¿qué mejor que la mano de obra barata? La ignorante, la estúpida, la vacía... fácil de controlar, fácil de abaratar, fácil de expoliar sin que levanten la voz... dóciles, solo agachan la cabeza y murmuran "algo es algo, hay gente que está peor"... Su despreocupación, parecía estar absorta todo el rato, como en otro mundo; salvó cuando miró en su dirección... la mirada se le había encendido y observaba con viva pero callada curiosidad. Pero, ¿le miraba a él? Nada, seguramente ni se había fijado y para ella solo formó parte del paisaje como el resto de la gente que por allí pasaba. ¿Qué miraba entonces? Algún detalle en la fachada, en los carteles de las tiendas tras él, el autobús pasando o algún extravagante viandante, como un punky vestido de cuero negro y con el pelo teñido.

    Sintió caer una gota en su cara y miró hacia el cielo, comenzaba a chispear. Se sentó en uno de los bancos de piedra que formaban parte de las recortadas esquinas de los edificios colindantes a la céntrica glorieta y, apoyando la cabeza sobre el respaldo, miró hacia el cielo. Una gaviota pasó volando rápidamente, seguramente volando hacia la seguridad de su nido o lugar de descanso habitual. Volvió a mirar hacia abajo y se perdió entre los pequeños puntitos que marcaban la acera por doquier y desaparecían rápidamente siendo sustituidos después una y otra vez. Parecía que apretaba poco a poco, y la gente lo notaba. Ahora caminaban más rápido, con más prisa, estresados... A el le gustaban esos días, lluviosos, grises... días calmados y regulares, sin viento, pero con una atmósfera extraña, nostálgica... Pronto empezó a caer más fuerte, así que se colocó la capucha de la chaqueta y, tras unos segundos de pensamiento en blanco, se levantó y comenzó a desandar sus pasos con las manos en los bolsillos. Le gustaba caminar bajo la lluvia pero no coger una pulmonía.

   Ya casi diluviaba mientras volvía, con la mirada gacha para que la capucha actuase a modo de visera y no se le mojasen los cristales de las gafas, cosa bastante molesta. Le guiaban inexactas miradas de reojo hacia el frente (la parte alta de su campo visual en esa situación) y esquivaba a la gente en base a las piernas que veía aproximarse hacia él. Sentía las gotas caer sobre sus hombros y la cabeza, rebotando en el tejido semi-impermeable de la chaqueta... era una sensación placentera junto con el ruidoso rumor de la lluvia cayendo en la calle, tan solo interrumpido por algún molesto claxon de coche.

   En ese instante se percató de que estaba a punto de chocar con alguien y trato de esquivarle moviéndose hacia la derecha, pero en tan repentino movimiento el suelo mojado y las desgastadas y planas suelas de sus zapatillas le jugaron una mala pasada, haciéndole resbalar y perder el equilibrio cayendo hacia atrás... cuando sintió un brazo tras su espalda que evitaba la caída e instintivamente se agarró al hombro que había ante el.

   Al levantar la mirada la vio, era ella, la chica de la terraza. Llevaba el pelo calado y volvía a tener esa mirada curiosa pero con algo de nerviosismo y vergüenza. Con la cabeza algo baja y el brazo aún tras su espalda le obsequió con una tímida sonrisa, ante lo que el apenas pudo susurrar un "Gracias" sin salir de su asombro. Sin darse cuenta de como ni cuando, se separaron y continuaron su camino, cada uno en un sentido. Increíble. ¿Cómo era posible? ¿Le habría reconocido? Quizás se había fijado en el cuando lo vio acercarse por la calle, quizás le reconoció por la chaqueta y el resto de la vestimenta. Desde luego aquel acto le había impresionado y generado un gran interés. Miró hacia atrás mientras caminaba y la vio alejándose al final de la calle. Sonrió, otro maravilloso día gris. Quizás la volviese a ver... desde luego, si volvía a ocurrir, no dejaría pasar la ocasión de tratar de saber un poco más de ella.

3 comentarios:

Drew dijo...

Que bonito!!!

El Tio Pol dijo...

Si la agarras del brazo y le plantas un beso en los labios...

A- Bofetada segura

B- Amor de película ( de las de antes, no las mierdas que hay ahora )

C- Psiquiátrico. Con tu BIO de Twitter, recomendamos encarecidamente esta última, jajajjaja

P.D. ¿ como leches me apunto a seguir este blog ? HELP HELP HELP

Jasón dijo...

Me quedo con la D, ¡todas las anteriores!

Pues para seguir... ¿no se puede si no está puesto el gadget de seguidores? Espera que lo activo.

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